
J. M., un hombre de Tecoh, Yucatán intentó matar a su esposa en frente de los hijos de ambos de 6, 8 y 11 años de edad. Ella lo denunció por los delitos de violación entre cónyugues y violencia familiar, a través de la atención en la Secretaría de Mujeres de Yucatán (Semujeres). Sin embargo, el delito fue mucho más grave: amenazó con matarla y ahora la amenaza con quitarle la casa donde vive con sus hijos.
En octubre de 2023, su esposo la agredió física y sexualmente. B.decidió ir a la Secretaría de las Mujeres de Yucatán a solicitar el divorcio. Con su puño y letra escribió que solo quería separarse de él porque era una persona agresiva. Días después, en la noche del 14 de octubre de 2023, J. llegó a su casa e intentó volver a agredirla.
Aunque era una costumbre que J. le quitara el celular (tenía todas sus contraseñas y a veces se lo llevaba para dejarla incomunicada si él se iba de viaje), esa noche se le hizo extraño que agarrara el teléfono y en lugar de revisarlo, se lo guardara.
—Fue como un instinto. Me paré de la hamaca y quise salir del cuarto pero él no me dejó salir. Me seguía preguntando si estaba segura de querer el divorcio.
Lo que siguió después fue un forcejeó que despertó a sus hijos quienes le ayudaron a llamar a una vecina. La amiga contactó a la patrulla que encontró a B. semiinconsciente y con golpes en varias partes de su cuerpo. Lo último que B. recuerda es que intentó esconderse en el baño pero él entró y le dijo que la iba a matar y que sus hijos se quedarían sin padres.
De enero a noviembre de 2024, en Yucatán se registraron 7 denuncias por el delito de feminicidio, 284 por violencia familiar, 43 por el delito de violación y al menos 2 mil 152 llamadas de emergencia relacionadas con violencia de género por parte de la pareja.
De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Yucatán se encuentra en el 7° lugar por la tasa de violencia hacia las mujeres por cada 100 mil habitantes, a nivel nacional.
B. estuvo alrededor de ocho horas en el hospital pero como no sabía nada de sus hijos, pidió el alta voluntaria apenas pudo. En el hospital le dijeron que si se iba no le iban a dar ningún papel. Al salir, se encontró a la mamá y el hermano del agresor, quienes la llevaron a su casa y durante todo el camino intentaron convencerla para que no demandara a J.

B. comenzó a trabajar tres turnos para mantener a sus hijos. Se mudó con sus tres hijos a un terreno a nombre de su esposo donde solo había una construcción de block sin techo. Ella lo limpió, instaló la luz y le puso techo. En todo ese tiempo no recibió manutención por parte del agresor. Tuvo que renunciar a uno de sus trabajos para poder cuidar a sus hijos pero sigue teniendo tres jornadas.
—No he parado porque a mis hijos no les puedo dar de comer un plato de lágrimas. Todos los días tengo que pensar en qué les voy a dar de comer. No me puedo detener.
J. M. fue citado por el Juzgado Primero de Control del Segundo Distrito el 31 de diciembre y no fue a la audiencia. Sin embargo, unos días antes de la cita fue a su casa a pedirle que retirara la demanda y a amenazarla de que vendería el predio donde B. vive con sus tres hijos si no se retractaba. Ella le dijo que no retiraría la denuncia y unas horas más tarde vio que en un grupo de Facebook publicaron fotos de su casa y la anunciaron en venta. La madre del agresor también le llamó para decirle que usarían el dinero de la casa para pagar la fianza de J., por lo cual o retiraba la demanda, o se quedaban sin hogar.
—Me dio mucha impotencia que no fuera a la audiencia alegando que “se sentía mal”. Yo también estaba mal y tuve que hacer todas las diligencias para llevar el proceso. El desgaste económico, emocional, para llevar todas las cosas como son.
Desde que B. interpuso una denuncia, la familia del agresor la ha hostigado. Los primeros meses rondaba por su casa hasta que tenía que llamar a la policía. Ella se muestra firme cuando dice que no retirará la denuncia.
—Hace como tres meses que comenzó a acercarse a sus hijos. A mi hija le dio un celular y le tomó una foto para que vieran que está dándole algo a sus hijos. La verdad es que quien se ha desvivido por ellos soy yo. El señor hace dos años que tiene seguro social y no tiene asegurados ni a sus hijos ni a mí. Cada vez que se enferman tengo que ir a un doctor particular y la que corre con todos los gastos soy yo.

Sus hijos también se han enfermado de estrés. Tanto ella como el niño llevan un tiempo yendo a terapia. B. dice que lo que quiere es que el agresor no vuelva a molestarla, ni a ella ni a nadie más, y que no le quite la casa en la que viven sus hijos y que ha levantado con tanto esfuerzo.
—Como dice mi hijo: que no vuelva a lastimar ni a una mujer ni a unos niños más. Porque si tiene otra familia, va a hacer lo mismo porque él es así. Y obviamente que mis hijos vivan tranquilos, que tengan un hogar donde nadie los saque. Nunca hemos tenido un hogar, nunca hemos estado tranquilos en un lugar. Por eso nos aferramos a esto.
Desde que inició el proceso de la demanda, han habido dos audiencias en las que el acusado no se presenta. La tercera audiencia estaba programada para el 28 de enero, pero se aplazó para el 5 marzo y después volvió a aplazarse para el 24 de ese mismo mes.