Sin oponer resistencia, una tomografía de la belleza

Sin oponer resistencia es una obra de teatro del colectivo escénico independiente Borradura Teatro. Se estrenó en Tumàka’t el pasado 4 de marzo y hasta ahora ha tenido cinco de siete funciones. La idea original surgió de un experimento en el taller de dirección escénica en la Escuela Superior de Artes Yucatán hace un año y medio, y desde entonces el proceso de creación se ha nutrido de charlas con el público, lecturas acerca de la construcción social de la belleza y el feminismo, con la asesoría de la investigadora especializada en teoría de género Anne-Katrin Stahn, y una instalación con objetos que el público consideraba «propios» de la belleza femenina -y que posteriormente sirvió de utilería para la obra. En noviembre pasado el colectivo también presentó un work in progress en El Apapacho para mostrar los avances de la puesta en escena, dirigida por Erick Silva y Adrea Fajardo en dirección escénica y dirección artística e idea original respectivamente.

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La obra trata acerca de las ficciones de la belleza, del cuerpo como un aparato que puede ser siempre mejorado. Sin oponer resistencia interroga a estas construcciones sociales por las que uno intenta «corregirse a sí mismo para convertirse en uno mismo, hacerse de golpe una imagen»*. A través de pequeños monólogos en los cuales las actrices interiorizan preguntas sobre su propia identidad, se evidencia que esos «errores de la naturaleza» no son precisamente lo que nos incomoda o rechazamos de nosotras, sino aquellos valores negativos con los que se asocia tener una nariz ancha, vellos en las rodillas o ser gorda. Pero sobre todo rebate el castigo eterno de la búsqueda de la perfección o la competencia con otras mujeres que autores como Baudeliere dicen: «se trata de reparar los errores de la naturaleza, de armonizar mejor el color de su cabellera, el tono general de su rostro; y sobre todo, de aproximarse a esta armonía feliz que toda mujer, sin importar la forma de su cara, puede tener con un poco de paciencia y perseverancia» (Marseille, 2009: 25).

Sin embargo, la puesta en escena está constituida de tal manera que el espectador no percibe un reproche sino una confidencia. Hay varios momentos en la obra en que el diálogo intimista te compromete con la actriz y uno siente que bien podría estar contando su propia historia a todos los presentes. Por supuesto, el ser mujer me tiene comprometida con el tema desde el primer segundo de existencia, pero creo que nadie sale a salvo del teatro.

En México nos encontramos con un importante factor que determina la creación de identidad femenina, a nivel físico, en las jóvenes mujeres: la discriminación racial, y las secuelas de auto-rechazo que se vienen arrastrando desde la conquista española y el mestizaje; siendo este uno de los puntos más inquietantes, y sumando la fuerte presencia de los medios de comunicación y sus construcciones de imagen a nivel mundial acerca del cuerpo femenino, lo cual coloca a México como el quinto país con más cirugías estéticas realizadas, el décimo con mayor venta de productos cosméticos, y donde existen alrededor de 20 mil casos de bulimia y anorexia en jóvenes mujeres anualmente. (Página oficial del colectivo)

Frida Echeverría, Yaimy Mendoza, Andrea Fajardo y Cosette Carballo presentan actuaciones conmovedoras en las que explican cómo han vivido la imposición de la belleza desde distintas ópticas, ya sea en la ennumeración de los «defectos» físicos o en la designación natal para ser prisionera de la belleza. Uno de los momentos más agradables fue cuando sale a escena el personaje que representa la belleza, quien a primera vista es una mujer pero poco a poco se va deconstruyendo hasta dejar ver su verdadera identidad. El diálogo irónico, la actuación de Andrea Fajardo y el humor con que se realiza este cuadro son muy divertidos y dejan muy clara la insatisfacción permanente que ninguna cirugía plástica puede enmendar durante la caza infructífera de la perfección.

 

Sin mucha escenografía o material, el escenario que abarca casi todo el espacio es ocupado por las actrices con prendas de vestir idénticas y sencillas, un biombo y algunas piezas movibles que ejecutan diferentes funciones a lo largo de la obra. La cercanía con el público acentúa la atmósfera íntima y al final piden a los asistentes escribir un comentario acerca de lo visto.

Me hubiera gustado ir antes para poder escribir la reseña con tiempo y recomendarla, aun así quedan dos funciones de esta primera temporada mañana viernes 24 y el sábado 25 a las 20:00 hrs. El tema que Erick Silva, Andrea Fajardo, Frida Echeverría, Yaimy Mendoza y Cosette Carballo proponen es una respuesta a una concepción inserta tanto en la sociedad como en nosotras mismas, y en apariencia concluyente. Sin oponer resistencia es la primera obra de teatro a la que asisto (no es que asista a muchísimas, pero no sé de otra que lo aborde) que trata de la belleza de una forma tan inteligente y participativa, y con una intención de ser más trascendente que un espectáculo de fin de semana.

Por KATIA REJÓN

*Cita de David Le Breton en La belleza femenina al borde de la ficción, 2015

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